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"Cualquier chica puede ser glamurosa. Todo lo que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida"

09 Marzo 2023

No parece la frase de una persona estúpida. Quien la dijo es Hedy Lamarr, actriz y científica de belleza legendaria (y mente aún más brillante) que hace muchos años ideó una tecnología que contribuyó a los actuales sistemas de comunicación WiFi, GPS y Bluetooth.

Estamos en Estados Unidos. Es el año 1942 y la Segunda Guerra Mundial está arrasando buena parte del mundo. Es una época convulsa, pero Hedy está triunfando como actriz y modelo en su país de acogida. La austríaca de nacimiento odia profundamente a los nazis y a su pasado de esposa florero con un comerciante de armas nazi. Por ello, y por ser un alma inquieta e inteligente, está obsesionada con ayudar a los Aliados en su lucha contra el Eje. Está empeñada en inventar, junto a su colega George Antheil, compositor y pianista, una forma de evitar que los torpedos lanzados por los Aliados sean detectados y neutralizados por los enemigos.

Hedy Lamarr

Mientras las bombas siguen causando estragos, Hedy y Antheil lo logran. Idean un nuevo sistema de comunicación inalámbrico que combina una nueva técnica, los “saltos de frecuencia”, con ondas de radio. La idea es simple, pero a la vez sofisticada: mandar un mensaje dividido en partes y colocar cada parte del mensaje a una frecuencia distinta (saltos de frecuencia). El patrón de saltos de frecuencia solo lo conocen el emisor y el receptor, de modo que es muy complicado, para el enemigo, descifrar el mensaje sin conocer este patrón. Parece un plan sin fisuras, ¿no?

Aún no lo saben, pero su invento acabará revolucionando las telecomunicaciones. Aunque en ese momento los Aliados dejaran el proyecto encerrado en un cajón de escritorio.

Una vida de inquietudes, prisión y huida

Nacida en Viena (Austria) el 9 de noviembre de 1914 con el nombre de Hedwig Eva Kiesler, era hija de un banquero y una pianista. Aunque Hedy demostró su inteligencia a una edad temprana y le interesaba el funcionamiento de todo lo que le rodeaba, su propia belleza la eclipsó.

A los 16 años, debutó en el cine en una película alemana llamada “Dinero en la calle” y se convirtió en una de las actrices más populares de Europa. En 1933, protagonizó la película que marcaría un antes y un después en su vida: “Éxtasis”. El filme le dio fama internacional por el primer desnudo en la historia del cine y por el primer orgasmo (fingido).

Su actuación en la película no pasó desapercibida para nadie. Ni para la censura. Tampoco para Fritz Mandl, un traficante de municiones austríaco muy nazi (¡aunque era judío!) que se encaprichó ella. Arregló con los padres de la actriz un matrimonio de conveniencia y se casaron el mismo año en el que se estrenó “Éxtasis”. Así de fácil.

No hace falta intuir que Hedy se casó en contra de su voluntad y se vio obligada a abandonar su naciente carrera cinematográfica y cualquier otro tipo de actividad que no fuera la de ser esposa. El matrimonio duró poco, 4 años. En 1937 Hedy escapó deslizándose por la ventana del baño de un restaurante (la historia de la fuga se conoce solo de la autobiografía de la actriz, y se considera que le puso un poco de salsa).

Consiguió llegar en coche hasta París y, ya en Londres, Louis B. Mayer, productor de cine estadounidense, la invitó a ir a Hollywood. Y aquí comienza su historia feliz en el cine. Se convirtió en una estrella e hizo varias películas de éxito y también trabajó como modelo. De esta época se dijo se convirtió en “la mujer más bella del mundo”.

Un plan contra el Eje

Pero todos sabemos que Hedy no solo era bella. De su éxito también se forjó su plan personal de venganza y su obsesión por vencer a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. De los coqueteos de su marido con hombres de negocios nazis, Hedy había extraído un montón de conocimientos sobre la tecnología armamentística de los nazis. Decidió poner todo esto a disposición del gobierno estadounidense.

George Antheil

A la vez, se puso manos a la obra junto su colaborador, el compositor George Antheil, para solucionar el problema con los torpedos alemanes.

De ahí, al invento de los “saltos de frecuencia”, que fue patentado en 1942.

Como se ha indicado al principio, no les hicieron mucho caso. De hecho, tecnología fue guardada en un cajón hasta que decidió utilizarse en la crisis de los misiles de Cuba, en 1962. Tas otras contiendas más, en 1980 entró en el campo de la ingeniería civil. Finalmente, con la irrupción masiva de la tecnología digital, la actualmente denominada conmutación de frecuencias permitió implantar el sistema de dispositivos de comunicación sin cable: GPS, wifi, Bluetooth.

Aunque hoy se reconoce la aportación de Hedy en el desarrollo de sistemas de comunicación inalámbricos, la realidad es que la científica recibió muy poco reconocimiento en vida. La admiración por belleza fue indirectamente proporcional a la admiración por su ingeniosa mente. Quizás su incomprensible alma modesta también contribuyó a ello.

Podemos recordarla cada 9 de noviembre, el día en el que nació. Ese día también se celebra el día internacional del inventor. En honor a su nombre, esto es, Hedy Lamarr.

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