Volver al Blog

El síndrome de
Diógenes digital

07 Julio 2023

¿Sobrecargados de datos o arqueología de la información?

¿Alguna vez has sentido agobio por la cantidad de información que has acumulado en tu ordenador, móvil o incluso en la nube? Carpetas llenas de archivos, mogollón de aplicaciones muchas de las cuales ni usas, miles de fotos sin clasificar. Este es el mundo de la acumulación digital, un fenómeno que ya tiene nombre: síndrome de Diógenes digital.

Se calcula que un 60% de los usuarios de tecnología digital lo padece, y que cada vez es más frecuente. A pesar de no estar oficialmente reconocido en los manuales de psicología, se está convirtiendo en una curiosa condición de nuestra era digital, que provoca risas, caras de sorpresa y un cierto misterio en su entorno. Ahora que viene el verano, cuando el síndrome se agrava por la gran cantidad de fotografías y lugares paradisíacos, hablemos un poco de ello.

Lo guardo… por si acaso…

El síndrome de Diógenes tradicional es un trastorno del comportamiento, sí recogido como trastorno psiquiátrico, que lleva a las personas a acumular objetos y desechos en su hogar hasta el punto de generar condiciones de vida insalubres. En su versión digital, el desorden se manifiesta con la acumulación excesiva de archivos, documentos, correos electrónicos, fotos y otros tipos de información digital. Al igual que el avaro que no puede resistirse a recoger una moneda encontrada en la calle, los “diogénicos digitales” no pueden resistirse a guardar otro PDF, descargar otra aplicación o hacer otra copia de seguridad de fotos de gatitos.

El volumen abrumador de “basura digital” que recibimos anualmente (más de 7.300 archivos si consideramos tan solo un promedio de 20 fotografías diarias recibidas por Internet) incita un considerable estrés y ansiedad al enfrentarnos a la eliminación de dichos archivos. Quizás porque se tiene la sensación de que estos datos no ocupan espacio, sin pensar que la nube son en realidad miles de servidores físicos desperdigados por el mundo. Así pues, no se produce solo un problema en términos psicológicos, sino también medioambiental, porque el consumo de estos servidores es altísimo.

El síndrome se manifiesta a través de una serie de síntomas característicos: miedo a la pérdida o eliminación de archivos, fuerte apego emocional hacia el contenido digital, dificultad para discernir entre información útil y superflua, gestión inadecuada del tiempo personal debido a la atención excesiva hacia teléfonos y ordenadores, y una reacción intensamente negativa, que puede llegar a ser agresiva o angustiosa, ante la pérdida irrecuperable de contenido digital.

Ordenadores y móviles, las grandes víctimas

Pero, ¿cómo hemos llegado a este punto? La respuesta está en la combinación de nuestra capacidad para producir y acceder a la información en la era digital y nuestra incapacidad para gestionarla de manera efectiva. El gigantesco volumen de información que manejamos en la actualidad a veces nos sobrepasa y, al igual que el hámster que acumula comida para el invierno, empezamos a guardar todo tipo de archivos “por si acaso”. No vaya a ser que un compañero de trabajo te recrimine algo de hace 2 años… ¡tienes que poder demostrarlo con pruebas fehacientes!

Uno de los lugares más comunes para encontrar evidencias de este síndrome es la bandeja de entrada de nuestros correos electrónicos. Muchos de nosotros tenemos una gran cantidad de correos no leídos y a menudo decenas de miles de correos guardados “para más tarde”. Es un lugar donde la procrastinación y el acaparamiento digital se dan la mano en un tango tan sexi como silencioso.

Pero quizás el lugar más intrigante en el que puede manifestarse el síndrome de Diógenes digital es en nuestros teléfonos móviles. Aquí, la acumulación puede tomar muchas formas, desde la descarga excesiva de aplicaciones hasta la captura interminable de fotos y vídeos. ¿Quién no conoce a alguien que tiene tantas aplicaciones en su teléfono que ya no puede encontrar la que necesita? ¿O la persona que ha tomado tantas fotos de su mascota que su almacenamiento está al borde del colapso? ¿O aquella que tiene 567 mensajes de un correo electrónico que ya no usa sin leer?

Una dura batalla de limpieza

Entonces, ¿qué podemos hacer para combatir el síndrome de Diógenes digital? Para algunos, la respuesta puede estar en la “dieta digital“, una especie de Marie Kondo para la era de la información. Al igual que Marie aconseja que nos deshagamos de las posesiones físicas que no nos aportan alegría, la dieta digital nos anima a eliminar los datos que no nos aportan valor.

La clave está en equilibrar nuestras necesidades de información actuales y futuras. Necesitamos aprender a diferenciar entre lo que es verdaderamente útil y lo que es simplemente ruido. Para esto, podemos recurrir a herramientas de gestión de la información, como sistemas de almacenamiento en la nube, administradores de contraseñas, aplicaciones de notas y tareas, etc. Estas herramientas pueden ayudarnos a organizar y acceder a nuestra información de una manera más eficiente.

Otras conductas “limpiadoras” pasan por eliminar archivos y conversaciones que no hayamos visto en los últimos 6 meses, como cuando tiramos cajas llenas de a saber qué sin mirarlas porque hace 1 año que no las hemos necesitado. También podemos tratar de volver a pensar en analógico y, por ejemplo, escoger una foto o dos de cada experiencia, no un millón con solo unos pocos píxeles de diferencia. Y, sobre todo, tomemos conciencia del desgaste ambiental que ello representa, así como del estrés y ansiedad innecesarios que en realidad nos genera.

¡Ah! Y otra cosa súper sencilla: desactiva en WhatsApp y otras aplicaciones móviles la opción de guardar los archivos directamente. No hace falta guardar todos los memes ni todos los vídeos de sustos.

Señales de malestar

El síndrome de Diógenes digital es un recordatorio de los desafíos que presenta la era de la información. Es fácil reírse de la idea de acumular demasiada información digital, pero también es una llamada a la reflexión. La cantidad de información que manejamos hoy en día es inmensa y está creciendo de manera exponencial. Sin una estrategia efectiva para gestionarla, corremos el riesgo de vernos sobrepasados.

Además, es importante recordar que, al igual que con el desorden físico, el desorden digital puede ser una señal de estrés, ansiedad o simplemente falta de tiempo. Por tanto, es fundamental prestar atención a nuestras conductas digitales y buscar ayuda si es necesario.

Ya sea que estés sonriendo al reconocer tus propios hábitos de acumulación digital, o que estés asombrado por la peculiaridad de este fenómeno, el síndrome de Diógenes digital es, sin duda, una de las manifestaciones más curiosas de nuestra vida en la era digital.

Al final, cada uno de nosotros tiene que decidir por sí mismo qué lugar ocupa en el espectro entre la voluntad de conservar cosas necesarias o de hacerlo de manera superflua. Con independencia de donde nos encontremos, sin embargo, es esencial recordar que nuestra relación con la información debe ser siempre aquella que nos enriquezca, no que nos agobie.

¿Y tú? ¿No puedes evitar acumular datos?

COMPÁRTELO