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Niccolò Paganini:
violinista amigo del diablo
y maestro del escenario

02 Junio 2023

Representación de Niccolò Paganni; el violinista del diablo ( YouTube )

En los rincones más enigmáticos de la historia musical, se encuentra un nombre envuelto en misterio: Niccolò Paganini, el virtuoso violinista y compositor. Su habilidad prodigiosa, con una técnica y velocidad sin igual, hizo que muchos creyeran que estaba poseído, quizás por un pacto diabólico, como lo retrata Goethe en “Fausto”. Esta oscura creencia incluso le negó un entierro cristiano durante años, desafiando a la Iglesia Católica. A pesar de su carrera estelar y su destreza asombrosa, la frágil salud de Paganini, marcada por excesos y enfermedades, ha llevado a sospechar que su habilidad excepcional con el violín podría estar relacionada con el síndrome de Marfan.

Un prodigio en Génova

Niccolò Paganini nació en 1782 en el corazón de Génova. Fue el tercero de seis hijos de Antonio Paganini y Teresa Boquiardo. El padre, un comerciante con poco éxito, encontró en la mandolina una forma de aumentar sus ingresos. Este fue precisamente el instrumento que Niccolò empezó a tocar con tan solo 5 años. A medida que crecía, no obstante, se dio cuenta de su verdadera pasión: el violín.

Comenzó a explorar las armonías y melodías bajo la atenta mirada de su padre. El niño prodigio, con un oído excepcional y una habilidad innata para la música, superó rápidamente a su primer maestro y, a los 7 años, varias becas le permitieron estudiar con maestros más experimentados, como el violinista italiano Alessandro Rolla.

No contento con tocar solo el violín, también se familiarizó con la viola y, más adelante, con la guitarra. Este segundo instrumento se convirtió en su fiel compañera cuando, tras la invasión de Napoleón del norte de Italia, su familia tuvo que huir de la ciudad e instalarse en una propiedad campestre cerca de Bolzaneto. A pesar de su destreza en la guitarra, Paganini nunca se sintió cómodo tocándola en conciertos, y solo la tocaba en reuniones íntimas. Como le pasa a Aznar con el catalán.

Hacia 1813, Paganini se trasladó a Livorno junto a su padre, quien retomó su trabajo mientras Niccolò se dedicaba a realizar presentaciones. A los 18 años, fue nombrado primer violín de la orquesta de la República de Luca.

Alessandro Rolla

Aunque sus conciertos independientes eran su principal fuente de ingresos, ya era reconocido como un destacado violinista local, con fama de mujeriego y jugador. También se convirtió en el violinista de la corte de Elisa Bonaparte, hermana de Napoleón, y profesor de su marido. Incluso se trasladó con ellos a Florencia antes de decidir retomar su carrera musical independiente. Durante su tiempo en la corte, compuso una de sus obras más famosas, los “24 Caprichos“, que siguen siendo desafiantes de interpretar y se consideran un hito para cualquier violinista profesional.

En los años siguientes, Paganini realizó giras por Italia y tuvo un gran éxito en un concierto en Milán. Una gira por Europa lo llevó al estrellato y, en 1827, recibió la Orden de la Espuela de Oro del Papa León XII.

Talento sobrenatural

Paganini nació con unas características físicas únicas que le otorgaban una ventaja adicional. Poseía una envergadura desmesurada para su altura, dedos largos y flexibles, y la capacidad de doblar el pulgar hasta el dorso de la mano. Estas características le permitían hacer acrobacias con el violín inalcanzables para otros. Ejecutaba especialmente bien el violín “Il Cannone” construido en 1743 por Guarneri. Era capaz de tocarlo con tres, dos e incluso una sola cuerda, logrando que pareciera que sonaban varios violines a la vez. Como curiosidad, debido a su fuerte sonido y reverberación, este violín llegó a ser conocido como Il Cannone Guarneri (“El cañón de Guarneri “). Se ha convertido en uno de los violines más famosos del mundo y actualmente se encuentra en el Palacio Doria-Tursi en Génova.

El famoso Il Cannone Guarneri de Paganini

Según los registros, porque no se tiene ninguna grabación del compositor, Paganini fue capaz de perfeccionar la técnica del “pizzicato a la mano izquierda” y la “doble armonía”, dos técnicas que solo se volvieron comunes en la interpretación del violín décadas después.

La maestría de Paganini con el violín generó rumores de que había hecho un pacto con el diablo por sus habilidades, impulsados por un encuentro en el que alguien afirmó haberlo visto junto al diablo. Otros creían que estaba envuelto en el misterio y lo relacionaban con los espíritus de los muertos, debido a su aspecto físico delgado, facciones angulosas y su predilección por vestir de negro.

Paganini, el showman

La genialidad de Paganini no se limitó a su destreza con el violín. También fue un pionero en el sentido empresarial: fue conocido por rechazar las convenciones del mundo musical y fue un genio en muchos aspectos de la autopromoción. Podría haber sido un exitoso vendedor de coches usados si no hubiera sido músico.

Paganini empleó diversas estrategias para promover su carrera como un hábil profesional del marketing. Entre ellas se destacan sus conciertos como solista, que organizaba por cuenta propia, sin depender del respaldo de mecenas aristocráticos. Esto le permitió captar la atención del público hacia su singular habilidad. Además, fue uno de los primeros compositores en mantener los derechos de autor de sus propias obras, una decisión empresarial inteligente que le permitió beneficiarse directamente de su trabajo y acumular una gran fortuna (que acabó perdiendo).

Paganini aprovechó su imagen misteriosa para aumentar su fama, alimentando las especulaciones de que había vendido su alma al diablo por su prodigiosa habilidad musical. No hizo nada por disipar estos rumores, lo que agregó a su aura mística y atrajo a más personas a sus conciertos. Si la gente quería creer que era amigo del diablo, que así fuera. Quizás esto contribuyó a llenar los teatros con curiosos que buscaban ver si tenía alguna conexión directa con el mundo musical infernal.

Paganini también era un maestro en el arte del espectáculo. Para ello, fue un precursor de la moda siniestra: a menudo se vestía completamente de negro y tocaba bajo una única luz para realzar la teatralidad de sus presentaciones. Según cuenta la historia, en un recital en La Scala de Milán en 1813, rompió todas las cuerdas de su violín excepto una, y continuó tocando con ella, sorprendiendo a la audiencia y ganándose su admiración eterna. Porque esto no solo demostraba su habilidad técnica, sino que también mantenía a la audiencia en vilo y garantizaba que sus conciertos fueran espectáculos memorables.

Frame de Niccolò Paganini posando en violín en la película “The Devil’s Violinist” (2013)

Cuerpo frágil

La vida de Niccolò Paganini estuvo llena de intrigas y episodios sorprendentes. Aunque su fama de ser un violinista excepcional lo precedía, también se le atribuyeron historias escandalosas. Incluso se decía que había compuesto una obra titulada “Dueto Amoroso” en la que imitaba los gemidos y suspiros de amantes. Si nos trasladamos a esa época, debió ser inmoral tratar de llevar la música romántica a otro nivel. Además, se sabe que tuvo varios romances a lo largo de su vida, y uno de ellos resultó en el nacimiento de su hijo Aquiles.

A pesar de su estrellato y genialidad, la vida de Paganini no estuvo exenta de dificultades. Luchó contra la mala salud durante la mayor parte de su vida. Se cree que fue adicto al mercurio, utilizado como tratamiento en esa época, lo que le causó graves problemas de salud, incluyendo temblores y una pérdida progresiva de la voz. Además, aunque no se ha confirmado, también se cree que tenía el Síndrome de Ehlers-Danlos, una condición genética que causaba hiperflexibilidad en sus articulaciones y le permitía realizar proezas casi acrobáticas en el violín. Además, sufría de la enfermedad de Marfan, que se caracteriza por la extrema longitud y delgadez de los miembros, lo que podría explicar su excepcional envergadura en el violín.

Los últimos años de Paganini como concertista estuvieron marcados por frecuentes cancelaciones debido a sus múltiples problemas de salud, que incluían fuertes resfriados y períodos depresivos que podían durar días, semanas o incluso meses.

Las cancelaciones lo fueron arruinando. Trató de recuperar la fortuna a través del juego, por lo que en 1836 abrió un casino en París. Asimismo, subastó sus pertenencias personales, incluidos sus incontables instrumentos musicales, para recuperar sus pérdidas. Salió de París hacia Marsella en la Navidad de 1838 y, tras una breve estancia, viajó a Niza, donde su estado de salud empeoró. En mayo de 1840, el obispo de Niza envió a Paganini, un párroco local, para que le diera la extremaunción. Paganini negó el sacramento porque pensaba que era demasiado pronto. Aún no quería encontrarse con el diablo.

Falleció poco después, con 57 años. Debido a los rumores de su pacto con el diablo, su cuerpo pasó varios años sin ser sepultado debido a la oposición de la Iglesia Católica. Finalmente, sus restos fueron embalsamados y guardados en el sótano de una casa en Niza. Posteriormente, fue enterrado en un cementerio en Parma, pero luego se autorizó el traslado de sus restos a Génova, donde finalmente fue sepultado.

La vida de Niccolò Paganini, marcada por su prodigioso talento, la invención de nuevas técnicas de violín y su habilidad para transformar el arte del espectáculo, lo convierten en una figura singular en la historia de la música. Aunque las leyendas sobre su pacto con el diablo son probablemente infundadas, no cabe duda de que Paganini tenía un don que parecía casi sobrenatural.

El genio de Paganini sigue resonando en la música clásica. Su influencia se extiende más allá de la música y su vida continúa siendo objeto de fascinación, con numerosos libros y películas que relatan su historia. Como dice el viejo refrán, su música era tan hermosa que “incluso el diablo quería ser amigo suyo”.

Su influencia puede sentirse en cada nota tocada por los violinistas contemporáneos. Como bien dijo Robert Schumann:

"Después de Paganini, ¿qué queda por hacer?"

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